Si lo que estás haciendo en este momento no será relevante en 1 año. Déjalo. Delégaselo a alguien más. Deshazte de eso.

Todos los cambios implican riesgos. Por eso es más fácil simular el progreso.  Por eso es más fácil hacer como que nos estamos adaptando y que todo está bien.

Así es como nos movemos del concepto a la realidad. Preguntándonos ¿qué pasa si...? hasta estar seguros de la pregunta y después trabajando en crear la mejor versión de la respuesta.

No puedes bajarle al sol, ni desaparecer mágicamente el tráfico. No puedes controlar lo que otro está pensando de ti. La mayoría de las veces no puedes ni anticiparlo.

No sé si es el camino corto o rápido. Con tantas alternativas y situaciones ficticias, tampoco sé si hay algún “hack” por ahí (al menos no a simple vista). Si sé que todas las decisiones tienen repercusiones y costos; que a la larga pueden (o no) acumularse. 

Gana dinero rápido, para que puedas invertirlo en la gente, en la comunicación, en mejorar la experiencia de los usuarios. Gana dinero rápido para que puedas hacer algo bueno.

El problema de las ecuaciones es que te enganchan. Son acertijos que tienen una solución y simplemente hay que mover los valores de un lado a otro de diferentes formas hasta que el número quede lo más limpio posible.

No importa si usa la tecnología o no.

No importa si cambia el modelo de negocios o no. 

No importa si es radical o incremental, disruptiva o arquitectónica.

No importa si hay todo un teatro de innovación en tu organización. 

Divide el mercado en segmentos dicen, para identificar diferentes grupos de consumidores y planear estrategias en consecuencia. Como si no supiéramos resolverlo de otra manera. Lo mismo en casi todos los asuntos que demanden organizar a muchos humanos.

Lo difícil es distinguir entre flexibilidad y desgaste. El desgaste es inevitable. Lo difícil es notar aquello que poco a poco se desgasta y repararlo a tiempo. Se necesita esfuerzo constante, atención y buen juicio tan solo para verlo (falta saber repararlo).

Eso de aprender es una carrera al infinito. En el momento que dejas de aprender, pierdes la carrera. Pero aprender, no es un pretexto. Aprender y lograr no son mutuamente excluyentes. 

En algún momento perdimos el rumbo y maximizamos. Sacamos el mayor provecho posible sin importarnos el desgaste de todo lo que no estuviera justo enfrente de nosotros. El calentamiento global, la podrida cadena alimenticia y la desigualdad fruto del capitalismo son ejemplos.

Ninguno de los cafés que me tomé en la mañana era personalizado. Ni mi Venti Chai Latte, en las rocas, sin endulzar y con leche de soya, de ayer (aunque tuviera mi nombre escrito en el vaso). Honestamente, ni siquiera sé si eso de "sin endulzar" es cierto.

Necesitamos cambios, no papeles. El chiste es hacer nuestro trabajo, el que nos toca (que principalmente es trabajo emocional). El chiste es usar la plataforma (cualquier plataforma, la que tengamos) para conectar, para guiar, para resolver problemas interesantes y para aprender de liderazgo.  

Cuando decides la cancha, y la tribu; si los resultados no se están dando, es mejor cambiar la dirección a tiempo que seguir luchando una batalla perdida. 

Spoiler alert. Es bueno ser diferente, es irrelevante ser desconocido.  

El arte es una expresión del artista (la técnica y la habilidad del artista son altamente valorados). El arte también es parte de una cultura, es a través de las expresiones de las personas como se describen las historias. 

Hay muchas teorías para monetizar la innovación. Y, honestamente, todas son igual de aburridas.

Aquí diseñan confianza a través de uso de la tecnología como base para la innovación de modelos de negocio (y la transformación de comportamientos e industrias).