Cómo resolver problemas

Hay muchos tipos de problemas, no todos son interesantes.

Los que son interesantes, valen tanto como para echarse un clavado completo. Algunos son más fáciles que otros, pero especialmente los que parecen más difícil, hay que vivirlos, sentirlos, entenderlos. Meterse hasta resolverlos, como si fuera parte de nosotros. Aquí hay que probar cosas, saber si lo que creíamos era cierto, cambiar de opinión, construir la respuesta. No estaríamos realmente metidos si no nos saboreamos las respuestas del problema y visualizamos las alternativas.

Podemos evitarlos también, reconocer que no somos los indicados para resolverlo y ayudar a buscar a la persona correcta. Hay problemas que, aunque son interesantes, intentar resolverlos cuesta más de lo que tenemos.

También podemos hacer como que hacemos, perder nuestro tiempo y el tiempo de los demás. Podemos vivir de simulacros, intentar minimizar problemas que no nos corresponden o dar opiniones sin medir las consecuencias.

En este caso, con los problemas interesantes es meterse o evitarlos, no ganamos nada con estar en el medio. La mayoría de las veces hacer como que hacemos de manera intencional, es hasta mala onda.

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