El pitch no funcionó

La semana pasada me pidieron una cita de 30 minutos para “platicarme de algo”. Después, me enviaron un correo con la agenda de la reunión: 10 minutos para mi (puntos por empezar escuchando), 10 minutos para platicarme de su “algo”, 10 minutos de dudas.

No tengo 30 minutos para escuchar un pitch—aunque los tuviera, tampoco tengo ganas. Además, la simple forma tan directa de vender me ayudo a tomar la decisión de no comprar nada, ¿qué sentido tiene perder 30 minutos? Honestamente, ¿qué tan efectivas son estas citas de 30 minutos?

El pitch es eso que cuentas en la llamada telefónica, en el pasillo cuando intercambias una tarjeta, el tagline de tu sitio web. El pitch era eso que está pensado en llamar la atención. El pitch era esa invitación a preguntar por los detalles del proyecto. Evidentemente, el pitch no funcionó.

Menos venta y más conversaciones. 

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