En Defensa de la Carne
A principios del año pasado leí Defending Beef de Nicolette Hahn Niman. Como contexto, lo leí durante un fin de semana diseñado específicamente para aclarar la mente y llenarme de energía. En resumen, quisiera tener una mente desarrollada para entender y registrar TANTOS argumentos científicos.
El problema no es tanto el valor nutricional que pueda tener el pedazo de carne que está en el plato, sino cómo está hecho (y todo lo que implica hacerlo). No entiendo cómo todavía, los temas de sustentabilidad siguen estando tan alejados del lenguaje común. Tenemos que ser mucho más exigentes con lo que consumimos. Y como siempre, si quieres cambiar una industria, la única forma es cambiarla desde adentro.
Me inspiró lo suficiente para después después buscar Righteous Porkchop.
Aquí, entendí que los humanos necesitamos entender que no somos dueños de lo que nos rodea. La autora cuenta su historia (abogada ambientalista) y cómo en el camino se enamoró de una industria diferente (se casó con un productor de res que fundó y desarrolló Niman Ranch). Al final, termina pidiéndo a la audiencia que seamos conscientes con lo que consumimos. Pero yo creo que nos hace falta el siguiente paso, ¿cómo se provoca la consciencia?
Hoy la escuché en The Meatcast (un Podcast de Epic Bar). Para mi sorpresa, hoy también aprendí que era vegetariana (seguramente ya lo había leído antes, pero por alguna razón no había sido relevante).
El caso, es que los gustos personales no deberían de influir en lo que hacemos: ella no come carne porque no lo desea, aunque es consciente de cómo funciona y cómo debería de funcionar la industria. En su conversación, recordé muchos de los argumentos en defensa de la carne, ninguno invita a una utopía y ninguno pretende ser moralmente superior. Aquí unos datos:
- La industria de la carne es una de las más contaminantes y destructivas, también es la que tiene el potencial de arreglar los suelos (y con eso la base de otras actividades).
- El número de cabezas de producción no está subiendo, lo que está subiendo (de forma exagerada) es la intensidad de la producción y con eso la deformación de lo que consumimos.
- Para la salud humana, la grasa animal no es el enemigo, la grasa vegetal sí. El gobierno influye en la disponibilidad y el precio de estos productos, y no lo hace pensando en la salud, sino en la concentración de la riqueza--nuestros dólares (o pesos) cuentan.
Otra vez, ¿cómo se provoca la consciencia?