El lanzamiento no importa
El Open House no importa. El lanzamiento del nuevo producto tampoco.
El último evento, transacción o milestone nunca es tan importante como el compromiso de cuidar, de construir o de mantener. Nuestra cultura de competencia está muy atenta (demasiado) a las transacciones. El emprendimiento, por ejemplo, se mide en milestones. Y emprender es bonito, pero vivir el negocio es lo difícil. Como cuando te tienes que aferrar a tus principios y a tu dirección, aún sabiendo que cada vez te pones la siguiente meta más lejos.
Es más importante decidir cuál es el trabajo y cómo lo vamos a hacer, que lo que puede importar conseguir el puesto.
Enfocarse en el lanzamiento sería como enfocarse en la boda y no el matrimonio, en el nacimiento y no la crianza o en la compra de la casa y no el hogar. Puede ser importante una vez, pero suena ridículo después de un tiempo.