Aquí hay una invitación casi personal a trabajar en equipos pequeños. 

El problema es que no todos los equipos pequeños trabajan igual—ni todas las personas están listas para trabajar en equipos pequeños. Entonces, hay dos opciones:

La primera (y ciertamente la más fácil) es escoger mejor al equipo. Traer individuos que están listos, quieren, pueden y saben trabajar en equipos pequeños.  Uno de los problemas, es que estas personas no están descansando, ni están esperando permiso de nadie.  Otro, es que la idea y el espacio de trabajo tienen que ser muy atractivos, o el propósito sumamente fuerte.

La segunda opción es entrenar mejor al equipo. Poner los medios y cuidar los comportamientos para que funcione con agilidad, compromiso y fuerza. Y después repetir y repetir y repetir esos comportamientos para que se hagan costumbres; sin caer en la tentación de hacerlos sistemáticos. Hay que entrenar al equipo para ser pequeño y mantenerlo pequeño.

¿Qué pasa cuando el equipo ya existe? ¿Cuando no es tan pequeño? ¿Cuando ya tiene sus propios intereses y convicciones? 

Como en las grandes transformaciones, hay que mejorar el hoy mientras creamos el mañana, todo al mismo tiempo. Hay que escoger mejor y entrenar mejor; una y otra vez hasta que sea suficiente y después más.