Resuelven un problema legal, la mayoría de las veces. Pero fuera de que el abogado las necesite, la mayoría de las personas decide creer en ti antes del contrato.

También decide comprarte antes de la oferta.

Algunos incluso antes de la promesa. 

Lo que importa en realidad, son dos cosas: la historia y la respuesta. 

Importa cómo te presentas, cómo te entienden y cómo generas expectativas. Y después de la transacción, importa más cómo atiendes la promesa, cómo te recuperas después de regarla y cómo te ajustas a superar las expectativas siempre. 

Es un balance delicado entre prometer suficiente con la historia y entregar poquito más con la respuesta. ¿Y las letras chiquitas? No tanto como para detenerte.