Una cajita para el miedo
El miedo no tiene un lugar donde ponerse. No se puede guardar en una cajita y olvidarse para siempre. Tampoco hay cajita para el riesgo (o el peligro) de hacer algo, de levantar la mano, de crear o de buscar la respuesta a problemas interesantes. Hay que identificar el miedo y sacarlo de la ecuación, para poder hacer cálculos por lo menos de manera consciente.
Aunque todos estamos expuestos a la crítica y al rechazo (porque cualquiera puede abrir la boca), hacer algo, levantar la mano y crear implican acción. Y creemos que evitando la acción, nos ahorramos las críticas (y cualquier consecuencia negativa que implican gastar dinero, tiempo o personas). Si nos hacemos bolita en una esquina y nos quedamos inmóviles para siempre, efectivamente, nos ahorramos las críticas. También nos ahorramos la vida, los deseos y las ganas.
En palabras está muy fácil, pero en la vida real implica encontrar el antídoto. El miedo es irracional. El miedo hay que entenderlo y vivirlo. El miedo se pone enfrente y después das un paso hacia adelante. Es normal si al crear, sudan las manos poquito, si se revuelve el estómago o si tiembla la barbilla.
Secreto: el mejor antídoto, está en el miedo mismo.
Extra: Aquí hablan sobre vulnerabilidad y aquí uno de mis ejemplos favoritos (simplemente por irreverente).