¿Para qué?
Hace dos días terminé de leer un libro que propone trabajar cuatro horas a la semana, de preferencia de manera remota. Incluso tiene el atrevimiento de reconocer que no se trata de cambiar el mundo sino de hacerle trampa al sistema, para vivir en constante retiro.
Para curarme la mala sorpresa, ayer leí una idea de Barry Schwartz en la que argumenta que trabajamos para el desarrollo económico de la sociedad y que podemos encontrar propósito prácticamente en cualquier trabajo, la clave es nuestra motivación y nuestras intenciones.
Me quiero retirar en menos de 2 años. Ese es uno de mis motivos. También quiero crear algo nuevo; rescatar y transformar una organización; y hacer una mejor propuesta, transparente y sustentable, en una industria demasiado corrupta.
El problema no es el sistema, sino cómo se administra cada persona. Si, como argumenta Barry Schwartz, tenemos el potencial de diseñar la naturaleza humana, tenemos que empezar con administrarnos mejor y corregir nuestros malos hábitos. Como desperdiciar tiempo en tareas irrelevantes sólo por llenar la agenda. Como consumir más contenido del que es necesario, especialmente contenido que está diseñado para captar nuestra atención. O como atender cada interacción como si todas tuvieran el mismo valor, especialmente aquellas que nos distraen sin darnos nada a cambio.
No está mal aspirar la libertad, está mal actuar como si estuviéramos presos cuando somos libres en realidad.
Tenemos que diseñar vidas de las que no necesitemos huir.
Tenemos que entrenarnos y manejarnos con intención.
Y, si tenemos la oportunidad de diseñar organizaciones, tenemos que diseñarlas de forma que valoren el qué, el cuánto y el cómo que logran las personas siendo personas.