Los productos baratos son productos olvidados.

Son los usuarios los que perciben el valor de los productos. Pero son los que los producen los responsables darle valor a los productos. De diseñarlos. De contar historias. De crear comunidades.

Hacer un producto interesante no es magia, se logra con creatividad, decisión y esfuerzo. Con los mismos ingredientes puedes encontrar a las personas interesadas lo suficiente como para seguir haciéndolo.

Si juegas al precio, es tú decisión.

Si juegas al precio, a nadie le importa el producto: les importa el precio. Y si les importa el precio, jamás habrá discusiones, jamás habrá deseos, jamás habrá historias.