Hay dos tipos de organizaciones.

Las que hacen las cosas tanto bien como sea suficiente para maximizar su valor: para crear un producto que se venda, para que se venda más, para tener más clientes, para incrementar la participación en el mercado, para tener mejores ingresos o cualquier indicador que es la clave del momento. El chiste es sobrevivir ahorita y salir lo mejor librados posibles. El chiste es tener el mejor resultado de los menores recursos. Porque así es la rentabilidad y así son los negocios. En estas organizaciones la ética alcanza apenas para evitar problemas.

El otro tipo, el menos común, es donde todo eso (incluidos los recursos, las ganancias, el conocimiento y hasta los clientes) son solo medios para lograr aquello que es bueno para la mayoría.

No se puede ser poquito (o más o menos) bueno. La bondad no es resultado, ni es una etiqueta al final. La bondad está en la naturaleza de las personas y de las organizaciones (o simplemente no está).