A nadie le gustan los cambios. Honestamente, aún cuando sean buenos, siempre incomodan. Y lo incomodo es eso que sucede mientras lo nuevo se normaliza.

Todos los cambios implican riesgos. Por eso es más fácil simular el progreso.  Por eso es más fácil hacer como que nos estamos adaptando y que todo está bien.

Es muy fácil vender la respuesta perfecta sin decir la verdad.

Las respuestas que necesitamos son honestas, vulnerables y realistas. Incluso un poco atrevidas. Aún cuando (nos) incomoden a unos cuantos.

Necesitamos respuestas artísticas.