No hay que buscar, hay que encontrar
Hay que desarrollar la confianza necesaria para saber pivotear, a aprender, a buscarle cómo y darle la vuelta al rechazo y tomar las decisiones necesarias para definir la idea.
Definir la idea.
Alrededor del usuario.
Entonces hay que ir a buscar al usuario.
No confío en los mercadologos que se aprovechan de su conocimiento de los clientes y su habilidad de clasificar al usuario para identificar oportunidades de vender. El chiste no es crear para vender, sino crear para servir.
No hay que investigar al mercado, hay que tener empatía.
No hay que analizar a todos, sino hay que encontrar a un miembro de la tribu: a aquel que tiene un problema, un deseo, una duda, un dolor.
No hay que buscar. Hay que observar, hay que encontrar.
No se escucha para contestar, se escucha para entender. Así como no se escucha para vender, se escucha para aprender.
No sirve de nada invertir muchos recursos en un estudio de mercado, para inventar un producto. No tiene punto de comparación invertir meses enteros en "estudiar algo" para terminar con dos o tres recomendaciones o requisitos.
Los diseñadores, cuando reconocen que tienen que aprender del usuario, no tienen miedo de vivir el proceso de forma transparente. No se trata de usar al usuario como punto de partida o como punto final, sino tener en cuenta su perspectiva durante todo el proceso. Otra vez, para lograr algo realmente valioso hay que tener en cuenta la perspectiva del usuario siempre, su entorno, su día a día, sus preocupaciones, sus deseos, sus intenciones y sus aspiraciones.
Uber sabe que a veces no tienes efectivo, que no sabes cómo pedir un taxi o que no te genera confianza subirte al carro de un desconocido sin saber una tarifa justa. AirBNB sabe que no necesitas una alberca o un gimnasio y que quieres llegar a una nueva ciudad sin ser un extraño.
Ambos servicios transformaron los viajes.
Apple supo, antes que la industria de la música, que querías una canción y no un álbum completo. Supo también que querías tener una biblioteca de música para crear tus propios CDs. Lo que se tardó un poco saber, fue que no querías ser dueño de la música, sino escucharla, descubrir listas nuevas y tener la lista adecuada para la reunión del viernes en la noche. Después tuvo que alcanzar a Spotify.
La industria de la música no es lo mismo que hace 15 años.